La Dirección General de la Policía ha otorgado a título póstumo a Antonio la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo, tras su fallecimiento en acto de servicio. La institución ha reconocido así su valentía, entrega y vocación durante el cumplimiento de sus funciones.
No obstante, la condecoración ha generado controversia, ya que algunos sindicatos consideran que el reconocimiento no se ajusta plenamente al sacrificio realizado por Antonio. Según la Ley 5/1964, de 29 de abril, que regula las condecoraciones policiales, la Medalla de Oro o de Plata al Mérito Policial se concede en casos específicos, entre ellos cuando el agente fallece en acto de servicio sin que medie imprudencia, impericia o accidente.
La normativa
La misma normativa establece los criterios para la concesión de las cruces con distintivo rojo, que incluyen haber resultado herido en acto de servicio sin menoscabo del honor, o haber realizado un acto de alto valor o abnegación en circunstancias peligrosas que beneficie a la corporación o al servicio. En este contexto, la cruz concedida a Antonio reconoce hechos distintos a aquellos que justifican la Medalla de Oro.
La Unión Federal de Policía ha manifestado su desacuerdo con la condecoración otorgada y ha reclamado que Antonio debería recibir la Medalla de Oro al Mérito Policial, dado que su fallecimiento ocurrió en acto de servicio y bajo circunstancias que, según consideran, merecen el máximo reconocimiento. Esta organización ha expresado su compromiso de continuar defendiendo los derechos y la memoria del agente.
El caso ha abierto un debate sobre los criterios para la concesión de reconocimientos a agentes fallecidos en servicio, destacando la importancia de honrar adecuadamente a quienes sacrifican su vida en cumplimiento del deber. La memoria de Antonio permanece como un símbolo de entrega y sacrificio para sus compañeros y la institución.
